Allá por el año 1873 don Juan Perosio Parodi (1837-1918) natural de Sarissola Busalla, se estableció con un molino hidráulico en San Francisco, Uruguay al cual bautizó con el nombre de Molino de San Roque.

Trabajó muy bien en sus primeros años, y sus productos, de primera clase, no solo eran solicitados en Paysandú sino que fueron reconocidos en otros departamentos a los cuales enviaba sus productos.

En la exposición industrial de Paysandú de 1880, Juan Perosio Parodi obtuvo una medalla de oro y otra de plata por los productos de su molino San Roque, de San Francisco.

Animado Juan por el resultado obtenido por su molino hidráulico, y queriendo multiplicar sus actividades y dar nuevo impulso a su establecimiento, instaló en él grandes maquinarias a vapor; pero poco tiempo después, y mientras el molino trabajaba con el mejor de los resultados, un incendio redujo a cenizas las instalaciones en momentos en que los grandes galpones estaban repletos de trigo y de bolsas de harina.

Arruinado financieramente; pero dispuesto a seguir luchando, con el pequeño seguro que tenia de su primitivo establecimiento, fundó el molino y fideera de San Roque, en el camino de las Palmas, a poca distancia de la ciudad, conocido también por el molino de la Cruz; pero Juan, con su pequeño capital, no pudo hacer frente a la competencia que le hacían otros establecimientos de la misma índole que ya existían en Paysandú, y se vio obligado a abandonar su antigua profesión en la cual había prestado grandes servicios a la población y en particular a la industria harinera sanducera.